Por Pablo Domínguez
Las Empresas Familiares se distinguen principalmente por los valores que forjan desde su inicio, constituyendo de manera natural los cimientos de toda gran organización.
Los valores son formas de actuar del ser humano que determinan su manera de ser y orientan su conducta. En las empresas representan el “Cómo se hacen las cosas” “Cómo cumplo con mi misión” … Pues con honestidad, respecto, iniciativa, etc. Cada organización tendrá sus propios valores. Lo distintivo de las empresas familiares, es que los valores de la familia son transmitidos a la empresa desde sus inicios y se van consolidando y haciendo fuertes con el pasar de los años, constituyéndose en una de las principales fortalezas de este tipo de empresas.
En nuestra experiencia asesorando a empresas familiares y haciendo investigación sobre ellas, los valores forman parte del legado, y representan unas formas de actuar que las distinguen del resto y las hacen únicas, ninguna empresa familiar es igual a otra, de la misma forma que ninguna familia es igual a otra. Algunas de estas empresas llegan a ser exitosas y logran pasar de generación en generación principalmente porque han conseguido que estos valores sean transmitidos y vividos en las generaciones más jóvenes, un ejemplo claro de la capacidad de las Empresas Familiares de transmitirlos es cuando un Protocolo llega a ser cumplido y respetado después que la generación que lo elaboró ya no está presente, ya que al ser un documento de carácter moral, no obliga a ningún miembro de la familia contractualmente a cumplirlo, pero si existe una obligación moral y de respeto hacia lo que ese protocolo representa.
Si desde niños se viven valores positivos y humanos en una familia, las probabilidades de que el Protocolo contribuya a la continuidad de la Empresa son mayores que en las que no se hicieron. Por ello, la educación y la presencia de los padres en la formación de sus hijos para la trasmisión de valores es importante para el desarrollo de este tipo de empresas.