Por Pablo Domínguez
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Luego de ayudar a formar Directorios en empresas medianas, por lo general familiares, y de participar en ellos como director externo; veo que el funcionamiento y el aporte es diferente al de las empresas grandes.
En las empresas medianas y sobre todo si son familiares, las decisiones del día a día así como las de inversión son tomadas por el propietario, quien es al mismo tiempo el gerente general. Quien al haber sido exitoso, no ve la necesidad de compartir las decisiones importantes con un órgano colegiado como es el directorio.
Sin embargo conforme crece la empresa y por tanto la complejidad de su funcionamiento esta centralización de las decisiones se va convirtiendo gradualmente en un obstáculo para continuar el crecimiento o para superar alguna crisis. Además con el tiempo se van incorporando miembros de la siguiente generación, quienes ven lejano el momento en que puedan llegar a asumir responsabilidades de dirección.
No obstante la necesidad de continuar con el crecimiento y una adecuada incorporación de la siguiente generación, hace impostergable la constitución de un órgano de gobierno. Por lo que solemos recomendarles la instalación de un directorio con unas normas de funcionamiento ad-hoc a las características de este tipo de empresas.
Algunas de estas características particulares son: el mayor peso en las decisiones la seguirá teniendo el gerente-propietario, los directores miembros de la familia serán capacitados para poder contribuir al análisis de las situaciones que se presenten en los negocios y puedan así proponer sugerencias de solución, se incorporara por lo menos un director externo quien contribuirá con preguntas y sugerencias, pero sobre todo ayudara a mantener un diálogo racional y el orden necesario –agenda, acta, …- Este tipo particular de órgano de gobierno suele denominarse “cuasi directorio” y es un importante paso para iniciar la profesionalización de la empresa así como para la incorporación de los miembros de la generación siguiente.