Pablo Domínguez
Han transcurrido más de tres meses desde que empezó la crisis en nuestro país y cabe preguntarnos si en nuestra empresa aún estamos reaccionando ante la emergencia, o ya hemos ingresado a la fase de adaptación e innovación.
Durante este tiempo en que hemos acompañado a nuestros clientes, hemos podido apreciar como la repentina situación concentró a la dirección en medidas urgentes y de corto plazo con el objetivo de sobrevivir a esta primera fase. Medidas que se concentraron en buena parte, en cuidar la liquidez, evitando la suspensión de pagos, cumpliendo con los ingresos de los colaboradores, entre otros.
Sin embargo, la salida de la crisis, que ya empezó con la reactivación gradual de las actividades productivas, nos enfrenta a la siguiente pregunta ¿el modelo de negocio y organización que teníamos al iniciar la crisis, será el adecuado para retomar la rentabilidad y crecimiento en el escenario futuro?
Es evidente que la respuesta depende de si el escenario al salir de la crisis será el mismo que teníamos antes. Y todo parece asegurar que tendremos una nueva normalidad, que los diferentes aspectos del entorno, tanto externo como interno, serán diferentes. Por ello debemos pasar de una primera etapa de sobrevivencia a una segunda etapa de reinvención.
Para poder reinventar los modelos de negocio de la empresa, primero debemos identificar los cambios que se están produciendo; los cuales se han acelerado debido al desarrollo exponencial de la tecnología y a que la capacidad creativa de la humanidad se ha duplicado.
Una de las consecuencias de este cambio tan inesperado es que la planificación estratégica a 5 años ya no es aplicable debido a la alta incertidumbre del futuro cercano. Otra de las consecuencias es que si bien desde hace más de 100 años hemos considerado que el que gestionaba mejor ganaba, hoy en día es cada vez más relevante la rapidez en aprovechar nuevas oportunidades.
Así, la reinvención debe ser conducida por un equipo capaz de seguir las siguientes etapas:
Así, la reinvención no es resolver problemas actuales sino identificar los problemas y oportunidades generados por cómo está cambiando el mundo. Lo cual exige que seamos capaces de aprender, ser flexibles, hacer pruebas pilotos, etc.
Finalmente debemos tener presente que este proceso de reinvención, implica dejar de lado un paradigma tradicional de la dirección, según el cual los trabajadores son solo ejecutores, en cambio, reconocer que todos tenemos un potencial ilimitado para la creatividad e innovación. Lo cual tendrá un impacto positivo en la motivación de los colaboradores, aspecto fundamental en situaciones de crisis.